Jackson Pollock fue una figura sumamente influyente en el movimiento artístico de expresionismo abstracto que convirtió a la ciudad de Nueva York en un centro artístico de clase mundial. Sus pinturas presentaron la culminación del “arte puro” al cual no hay que rebuscarle el significado y solo hay que gozarse. Incluso tomando en cuenta a todos los problemas personales a los que se tuvo que enfrentar, Pollock logró influir al arte de varias formas incluso llegando a influir a la arquitectura como se puede ver en la abstracción de Frank Gehry y la de otros arquitectos. Claramente, Pollock cambió radicalmente a varios círculos artísticos, el de la pintura y el arquitectónico, en su ejecución y en la razón de ser de estos.
Aunque no fue el primer artista en buscar la abstracción, Pollock consiguió lograr un nivel de ella que no daba la opción de buscarle la “quinta pata al gato”. Pollock esperaba causar una impresión, en todo aquel que observaba sus obras, causada por la pintura en si y no por cualquier significado que el que observara le atribuyera a ella. Esto lo logró mediante la abstracción extrema del “drip-style” que no dejaba a ninguna figura geométrica o representativa (las que usualmente “esconden” a algún tipo de significado) en el canvas solo pura energía y emoción.
Como mencionado previamente sus obras fueron tan influyentes que se enfrentaron y mantuvieron relevantes ante nuevos movimientos artísticos incluso después de la muerte temprana de Pollock. Otros artistas que vinieron después de Pollock como Marcel Duchamp y sus “readymades” intentaron hacer arte que no necesitaba significado (era dadaísta e irracional) y dependía puramente de su estética. A estos se suman los deconstructivistas y post-estructuralistas que se encargaron de llevar la visión original de Pollock al resto del planeta.
Pollock demostró una innovación sin precedentes ya se había buscado la estética pura, pero siempre quedaba a tras un rastro de lo real. Con su nueva técnica de pintura Pollock logró construir un tipo de arte que no solo comunicaba su punto de vista y redefinía los límites del arte si no que también negaba a los “errores” pues eran parte del sentimiento con el que se construía a la obra de arte. En fin Pollock tenía un control técnico de tal magnitud que le permitía hacer exactamente lo que quería con sus pinturas y que estas irradiaran su mensaje y belleza al público, contaminándose lo menos posible con información externa, al final de su vida el único accidente que no pudo controlar fue su alcoholismo rampante.
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